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Rompe el hechizo de la monotonía

Sydney, 24 de septiembre del 2000. Se celebra la maratón olímpica femenina. Entre las favoritas se encuentra la japonesa Naoko Takahashi, quien ya en el kilómetro 20 lidera el grupo de cabeza en el que queda poco más que una decena de corredoras.

En el kilómetro 30 encabezan en solitario Takahashi y la rumana Lidia Simon, las cuales tienen una clara ventaja respecto al resto. Aún con el duro ritmo que impone, Takahashi no logra acabar de desmarcarse. Sus pasos están en sincronía con los de su rival.

Alrededor del kilómetro 35 sucede lo que se puede observar en el vídeo. Ver a partir del minuto 2:00, no es necesario verlo todo.

Takahashi se quita las gafas de sol y las lanza a la cuneta. Con ese gesto parece que “rompe el hechizo”. Deja de pensar en su rival y se centra en la meta. Sus ojos rebosan determinación. A partir de entonces logra aumentar todavía más el ritmo, dejando atrás a la lituana. Finalmente llega al Estadio Olímpico con una cómoda ventaja, y logra un nuevo record olímpico.

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Entrar en sincronía con nuestro entorno es muy fácil. Se cogen unos hábitos, unas rutinas, y ya estás en “piloto automático”. Actuar según lo más cómodo, conforme a las expectativas de los demás, la monotonía del día a día, el malo conocido antes que el bueno por conocer.

Este amoldamiento no tiene nada de malo. La única pega, es que no te va a llevar a ningún lado. Puede que estés conforme con tus viejos problemas, pero tal vez sea hora de buscar nuevas soluciones.

Si hay algo que quieras cambiar, algo nuevo que quieras hacer, empieza ya con un gesto que te sacuda las telarañas y te ponga en camino hacia aquello que quieras conseguir.