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Usa el subconsciente a tu favor

Este artículo trata acerca de las actividades del subconsciente y pretende poner de relieve el papel que juega en nuestras vidas, guiando nuestras decisiones y reacciones. Tú decides si quieres ponerlo a trabajar de tu parte, o si lo tratas pasivamente permitiendo que otros se aprovechen de él en tu lugar.

Nuestro cerebro es una maravilla biológica, sobre el que aún se conoce demasiado poco. Es como un supercomputador que procesa la información tanto del exterior como del interior de nuestro cuerpo y genera outputs (salidas) a todos los niveles, desde el funcionamiento interno de nuestros órganos hasta nuestras reacciones y acciones de alta complejidad.

Podemos distinguir dos niveles de actividad en nuestra mente: el consciente y el subconsciente (o inconsciente en términos psicológicos). Para proseguir con las explicaciones me basaré en el siguiente diagrama:

La mente humana

La mente humana

El consciente

La consciencia es la parte con la que estamos más acostumbrados a tratar, es donde tiene lugar nuestros pensamientos, utilizamos la lógica y el raciocinio, y donde identificamos el entorno y a nosotros mismos como seres individuales (pienso, lluego existo).

Percibimos la realidad que no envuelve a través de los cinco sentidos y de las experiencias que vivimos, que no son más que una sucesión de percepciones sensoriales relacionadas entre sí a las que les damos un sentido o significado.

Estas percepciones las recibimos principalmente en nuestro consciente, el cual las filtra según la tarea que lleva a cabo, descartando todo aquello que no sea relevante. Esto es así dado que la cantidad de información que recibimos es enorme, y la capacidad de proceso consciente es muy limitada.

Un ejemplo de ésto es el siguiente vídeo que probablemente ya hayáis visto. Para los que no han hecho la prueba, se trata de contar el número de pases de balón que hace el equipo de camiseta blanca.

En el nivel consciente es donde nos marcamos las tareas a realizar, así como los objetivos y metas que nos podamos plantear.La memoria a corto plazo también pertenece a este nivel, y es la que nos permite apuntar un número de teléfono en un papel antes de que se nos olvide al cabo de unos 20 segundos.

El consciente trabaja con las percepciones, con pensamientos expresados usualmente con palabras, con reglas y lógica.

El subconsciente

El subconsciente es la parte de nuestra mente que funciona de manera autónoma y se encarga de gestionar “la trastienda”: tareas a bajo nivel como las actividades fisiológicas, la gestión de la memoria, o los automatismos que nos permiten hacer actividades complejas como caminar, ir en bici o conducir un coche sin tener que pensar cada movimiento a realizar.

Parte de la información que recibimos por los sentidos o que generamos nosotros mismos con nuestros pensamientos pasa al subconsciente, el cual se encarga de codificarlo todo y almacenarlo en la memoria a largo plazo.

En definitiva, el subconsciente se encarga de custodiar y procesar toda la información que le llega, incluyendo todas las experiencias vividas, las cuales conforman nuestras creencias en el sentido más general de la palabra, nuestras expectativas y nuestros miedos.

Ante una experiencia nueva, el subconsciente cotejará ésta contra su base de datos de creencias, expectativas y miedos, y determinará la respuesta a desencadenar:

  • Si la experiencia nueva contradice las creencias, pondremos en tela de juicio lo que está pasando y pensaremos que no es verdad. Por ejemplo, si ves un objeto luminoso inusual en el cielo lo normal es dar por sentado que es un helicóptero o globo sonda en lugar de una nave extraterrestre.
  • Si la experiencia es similar a otras anteriores, generará expectativas al respecto del desenlace, como es el caso que de soltar una manzana en el vacío sabemos que caerá al suelo.
  • Si la experiencia la percibe de manera potencialmente peligrosa activará mecanismos de defensa, entre ellos el miedo, para mantenernos alejados del peligro o riesgo. Los miedos más habituales son a la muerte, a lo desconocido, a la enfermedad, a la pobreza, al rechazo, a la crítica, las fobias…

El subconsciente opera principalmente con sensaciones, emociones, ideas y conceptos.

La frontera

El intercambio de información entre los dos niveles de conciencia tiene bastantes limitaciones, ya que operan con distintos tipos de información. Es como si cada uno hablara un lenguaje distinto. La consciencia trabaja con pensamientos y lenguaje, de forma analítica, mientras que el subconsciente con emociones y sensaciones, de forma integral. Se entienden entre ellos ya que cada uno habla el idioma del otro, pero sólo como “segunda lengua” y a veces se pierde información en la “traducción” o directamente hay errores.

Además de los errores de interpretación, el paso de información entre ambos niveles está filtrado por las creencias, expectativas y miedos que se han ido forjando a través de las experiencias previas. Estos filtros son los que hacen que por ejemplo no cambiemos de opinión fácilmente, que cuando escuchamos una historia y la transmitimos a alguien quitamos y añadimos información (inexistente en la versión original) sin darnos cuenta, o marcan la facilidad o dificultad con que recordamos ciertas cosas.

Programando la mente

Como buen sistema de información avanzado, es posible programar la mente para obtener la respuesta esperada. Es lo que han hecho tus padres, la escuela o uno mismo con la educación y el aprendizaje.

Las áreas de la mente que son programables son la memoria,  la “base de datos” de creencias, expectativas y miedos, las emociones, y procesos a ejecutar en segundo plano (automatismos y resolución de problemas).

Efectivamente es posible programar los filtros anteriormente citados (principalmente las denominadas creencias limitadoras y fobias) entre otros mediante técnicas de programación neurolingüística (PNL) o hipnosis.

Un ejemplo de creencia limitandora es el de una persona que no logra progresar en su carrera. Aún habiendo oportunidades, las rechaza  alegando que no se encuentra preparado (¿cuándo uno está lo suficientemente preparado?) o cualquier otra excusa. La raíz del comportamiento podría ser que no quiere asumir más responsabilidades ya que cree que entonces debería trabajar incontables horas extra y/o convertirse en un jefe tirano. Tomar conciencia de la causa real y comprender que eso no es necesariamente cierto puede eliminar esa creencia limitadora.

Lo curioso es que nosotros mismos no somos conscientes de estas limitaciones que tenemos autoimpuestas, ya que se encuentran en un nivel profundo de la mente. Es necesario hacer un ejercicio de introspección para sacarlas a relucir, ya sea uno mismo, con ayuda de especialistas, o tal vez hablando sobre el tema con otras personas.

Para que algo se nos quede registrado en la mente debe de alcanzar el nivel subconsciente,  pasando los filtros del consciente (atención dirigida) y de la diferencia de modalidad (palabras vs conceptos) y del propio subconsciente (aceptación final de la información)

Programaciones exteriores

Nos podemos ver sometidos a “programaciones” que nos realizan terceros, ya sea voluntariamente o inadvertidamente, como los ya comentados de la educación y aprendizaje.

Las técnicas de hipnosis son efectivas porque acceden directamente al subconsciente, sorteando los filtros tanto del nivel cognitivo como del subconsciente, consiguiendo sugestionar a la persona hipnotizada para lograr el fin buscado (se utiliza con éxito entre otros como complemento de tratamientos para dejar de fumar, superar fobias, y transtornos de diversa índole).

La razón por la que muchas veces recordamos anuncios de la tele pero no la marca anunciada es porque éstos aciertan en transmitir sensaciones y emociones mediante las imágenes y el sonido, pero fallan al no “traducir” la marca al lenguaje del subconsciente. Los anunciantes que tienen más éxito son los que emplean la repetición, incluyen melodías pegadizas asociadas la marca, o tienen un logo vistoso reconocible (cocacola o mcdonalds como ejemplos bandera).

Y en efecto, los anunciantes se dirigen a conciencia (nunca mejor dicho) a tu subconsciente, “programándote” para que adoptes una postura favorable a adquirir sus productos.

Otro ejemplo del uso del audiovisual es el el vídeo que encargó Pep Guardiola para motivar a sus jugadores en la final de la Champions League del 2009. Empieza en el minuto 1:12. Como se puede ver, va directo a las emociones y dio su resultado.

Programaciones propias

Uno mismo también puede programar su mente, veamos algunos ejemplos.

Las técnicas de memorización de alta capacidad que permiten memorizar una agenda de teléfonos entera o recordar el nombre decenas (incluso cientos) de personas que te acaban de presentar, se basan en asociar los términos a memorizar con emociones, sensaciones, etc., por lo cual es más fácilmente absorbido por el subconsciente y retenido por años. Es una lástima que estas técnicas no se enseñen en la escuela ya que ayudarían sobremanera en el aprendizaje.

Otra forma de programación del subconsciente es por medio de marcarse metas y objetivos (¿pensábais que os íbais a librar? ;)). Plantearse problemas y usar la imaginación para resolverlos activa el subconsciente, el cual se pondrá a trabajar por su cuenta para generar ideas día y noche.

¿A quién no le ha pasado que, estando atascado con un proyecto, le ha venido de golpe una idea creativa en la ducha o justo después de despertar? A mí nada más despertar esta mañana he tenido una idea para este blog. Sí, estas ideas vienen de nuestro querido subconsciente, que ha estado trabajando duro para dar con alguna solución a nuestros problemas.

Nuestros propios pensamientos también reprograman nuestra mente. ¿Cuáles son tus pensamientos predominantes? ¿Son pensamientos de optimismo, alegría, positivos (cómo no), esperanzadores, o bien son de pesimismo, crítica, negatividad? Toma nota de lo que expresas al hablar con los demás, ya que te sorprenderás de cómo tu subconsciente te puede traicionar. Hacer el esfuerzo de reemplazar pensamientos y lenguaje negativo por los análogos positivos ayuda a empujar la balanza hacia el lado optimista de la vida.

Lo contrario también es cierto, nos influye lo que nos cuentan las personas con las que hablamos, contagiándonos ya sea del optimismo o  pesimismo que desprenden.

Hablando del estado emocional, es sabido que cualquier estado se puede evocar a voluntad. Pudiendo elegir el estado de ánimo que quieres, ¿con cuál te quedas?

Existen técnicas que permiten incluso guardar un estado emocional y activarlo con un gesto predeterminado, permitiendo por ejemplo a deportistas de élite entrar en estado de euforia o sentimiento de imbatibilidad al realizar un chasquido de dedos. Son técnicas que se conocen como “anclaje” y son sencillas de realizar.

Todo lo que ves, todo lo que escuchas, todo lo que experiencias, está influyendo sobre tu opinión, tu actitud, tus respuestas y tu estado de ánimo. Está en tus manos tomar la iniciativa para no dejarte programar por los demás y “reprogramarte” tal como te gustaría ser.