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El camino del éxito

Este artículo va a tratar tanto del éxito como del fracaso. Es importante analizar ambos conceptos, ya que si no sabemos por qué fracasamos no lograremos ser “exitosos”. Esto lo digo porque la idea general del fracaso está equivocada: Achacamos nuestros fracasos a lo que no es en lugar del motivo real (!!).


El éxito

Empecemos por lo que había prometido, la fórmula del éxito. Me voy a ayudar del diagrama siguiente para las explicaciones:

Diagrama del éxito

Diagrama del éxito

Aunque creo que la idea en general se entiende, vayamos por partes, que tiene lo suyo.

La idea

La idea es el concepto genérico que representa cualquier propósito que tengamos y queramos llevar a cabo. Puede ser cualquier cosa desde conseguir un aumento de sueldo hasta montar un negocio propio, pasando por perder peso o dar la vuelta al mundo.

El límite es literalmente tu imaginación, así que piensa en grande. Absolutamente cualquier cosa que creas que puedes hacer, lo puedes lograr, independientemente de la situación, las condiciones y del entorno en que te encuentres. La única condición es que tengas la certeza y confianza en ti mismo de que lo puedes conseguir.

Si ni a ti mismo te convence la idea, mejor olvídate de intentarlo. Si por el contrario tienes la certeza de que lograrás el éxito, a pesar de lo que piensen los demás, lo conseguirás. La confianza en uno mismo es el pilar sobre el que se construye el éxito.

El plan

Bien, ya sabes lo que quieres. Es hora de ponerse manos a la obra. Traza un plan, aunque sea un esbozo. Está bien que sea sencillo, pero que te permita empezar.

Lo puedes definir como una meta u objetivo, por lo que te remito al artículo anterior para que te sirva de guía. Asegúrate de definir detalladamente el resultado final que quieres, con concreción. A partir de ahí piensa qué tienes que hacer, al menos los primeros pasos, para lograrlo.

No te quedes atascado definiendo el plan, no te preocupes de dejar flecos sueltos si no los puedes rellenar. Posiblemente en tu situación actual no dispongas de toda la información o conocimientos precisos, pero no dejes que eso te eche para atrás. Simplemente traza tu plan con la dirección a seguir, incluye en el plan averiguar acerca de los temas en que cojeas, formarte en lo que creas necesario, contactar con gente que te pueda ayudar (es imposible llegar a dominar todos los temas, por lo que en temas complejos o delicados tipo negocios o salud es mejor asesorarse), etc.

Acción

Es importante pasar a la acción rápidamente. Si te quedas dándole vueltas al plan no avanzarás nunca. Si tienes claro el siguiente paso a seguir, adelante, no esperes a completar el plan al 100%. De todos modos, como verás iremos realizando cambios al plan.

Emprender la acción con presteza nos da un impulso en la dirección que queremos, y la inercia hace que nos resulte más fácil seguir tomando decisiones y acciones.

Actuar nos permitirá acercarnos al objetivo y ver las cosas con otra perspectiva, con más conocimiento, lo cual nos permitirá realizar ajustes si es necesario.

De nuestras acciones obtendremos resultados, que pueden ser el resultado esperado o no.

Resultado erróneo

Seamos realistas, lo más fácil es que las cosas no salgan como esperamos. Así que empecemos por ahí. Antes, una pequeña pero importante matización:

No obtener el resultado esperado no es lo mismo que fracasar.

Las acciones realizadas no eran las apropiadas, por lo que simplemente habrá que intentar otra cosa. O tal vez hemos hecho todo correcto, pero un azar del destino nos hecha por los suelos nuestros esfuerzos. Mucha gente tira la toalla en este punto, justamente cuando hay que aguantar el tipo.

Veamos primero el caso de que hemos cometido un error. Precisamente los errores nos indican la dirección correcta si les prestamos la atención debida. Normalmente la gente cree que ha fracasado por cometer errores, cuando los errores son la brújula que nos conduce al éxito.

Luego está el caso en que causas ajenas no nos han permitido lograr nuestro objetivo. Lo hemos hecho todo bien, sin embargo nos hemos encontrado con alguna adversidad y no hemos alcanzado nuestra meta. Esto puede ser realmente descorazonador, pero la buena noticia es que estamos simplemente ante un contratiempo, o sea, estamos en el camino adecuado. Es cuestión de tiempo llegar a nuestro destino.

Hay miles de ejemplos de gente que creía en sus ideas, se encontraron con obstáculos que consiguieron sortear por cabezonería, y han alcanzado el éxito. Aquí tienes unos ejemplos notorios:

Por fortuna el concepto del fracaso va cambiando, como muestra este enlace:

http://www.expansion.com/2010/10/29/empleo/opinion/1288365935.html

Aprender

Nos hemos encontrado con alguna adversidad que nos ha parado los pies. Parémonos a analizar a qué se ha debido, si ha sido por algún descuido nuestro, averiguar en qué ha consistido el error, ver si se puede enmendar, y pensar alguna estrategia para evitar que vuelva a pasar.

Luego, dar un paso atrás. Sin importar que el fallo haya sido nuestro o provocado por las circunstancias, posiblemente nos haya faltado formación, habilidades o conocimientos en algún aspecto que se nos ha pasado por alto. Tal vez se podría haber previsto y evitado el fiasco si hubiéramos estado mejor preparados.

Se habla mucho de aprender de los errores, pero si lo que ocurre es que nos falta base, en lugar de aprender a base de golpes, mejor aprender formalmente o buscar asesoramiento de alguien que tenga los conocimientos adecuados en ese campo que se nos resiste.

Experiencia

Simplemente recalcar que realmente no habremos ganado experiencia si no hemos realizado el proceso de aprendizaje. Sin comprender las razones reales del fallo, no podemos decir que hemos ganado experiencia. Si no quieres tropezar dos veces con la misma piedra asegúrate de haber aprendido la lección realmente.

Corregir el plan

Con los conocimientos adquiridos nos debería ser más fácil ver dónde se había quedado corto el plan y pensar una nueva estrategia más efectiva que la anterior.

Posiblemente el nuevo plan incluya realizar algún curso/formación, contactar con gente que nos pueda ayudar, realizar voluntariado para adquirir habilidades… sé creativo.

El círculo virtuoso

La repetición de los pasos anteriores nos permitirá ir generando estrategias cada vez más perfeccionadas, acciones más precisas, ganar experiencia hasta llegar a un punto de excelencia en que la victoria sea inevitable.

Parece irónico que al camino del diagrama que representa la “pifia” lo etiquete como “virtuoso”, pero la verdad es que es el ensayo y error es el proceso normal y casi siempre necesario para progresar y lograr el éxito.

Eventualmente nuestra estrategia nos llevará a obtener resultados correctos, a adquirir experiencia y finalmente alcanzar nuestro objetivo (posiblemente tras unos cuantos batacazos más por el camino).

El fracaso

Tal vez te hayas percatado de que en mi esquema del éxito no aparece el fracaso en ninguna parte. El éxito se produce en un proceso iterativo de planificación, acción y aprendizaje. Sin embargo, parece que el éxito se nos resiste a la mayoría de los mortales. Creo que a estas alturas ya sabrás o intuirás el por qué:

El fracaso sólo se produce cuando desistimos en nuestro empeño por conseguir lo que deseamos.

Los resultados mediocres los obtenemos porque no perseveramos en nuestros ideales, no perseguimos nuestras metas hasta el final, porque no estamos dispuestos a pagar el precio del esfuerzo, a pesar que la recompensa sea mucho mayor y el proceso sea más gratificante que simplemente vivir en el día a día.

La gente de éxito no considera el fracaso como opción. Centran todos sus esfuerzos en alcanzar el objetivo de manera que no tienen tiempo para pensar en el fracaso. Tal vez sea ésta la principal diferencia entre los que obtienen el éxito y los que no.

Esto es todo lo que tengo que contar acerca del fracaso. En una frase: ¡No hay que prestarle atención!

Notas finales

Algunos consejos para sacar todo el partido a la “fórmula” del éxito:

Planea a largo plazo.

Conseguirás resultados espectaculares si tienes una visión a largo plazo de ti mismo y de tus metas en la vida. En la vida llegarás hasta donde quieras llegar, nunca más allá. Pudiendo elegir dónde quieres estar dentro de unos años, ¿por qué conformarse con poco?

La sociedad hoy en día nos anima a obtener gratificación instantánea. Nos anima al consumismo, a tener coche, hipotecarnos hasta las trancas… con el resquebrajamiento de la burbuja económica se ha visto que este modelo cortoplacista no da buenos resultados, hay que cambiarlo por otro a largo plazo que aporte estabilidad. La sociedad no va a cambiar si no empezamos a cambiar nosotros mismos, que al fin y al cabo somos los integrantes de ésta.

Invierte continuamente en formación.

La tecnología avanza con una progresión exponencial, por lo que la obsolescencia de los conocimientos que hemos adquirido se produce cada vez más rápido (en especial a los de mi gremio). Para adaptarse a este entorno cambiante se hace cada vez más imperioso mantenerse continuamente asimilando conocimientos y nuevas habilidades. Si no queremos vernos en la cuneta más pronto que tarde, no hay que descuidar hacer un plan de formación continua.

Procura que tu rango de conocimientos y habilidades sean variados. Aprender cosas diametralmente distintas nos permite obtener nuevas miras y acceder a  oportunidades que teníamos vetadas o ni se nos habían pasado por la cabeza que pudieran existir.

Por ejemplo, yo como informático, empecé a estudiar japonés, lo cual no tiene nada que ver con mi especialidad. Pero posiblemente eso me permitió ganar la beca con la que hice el postgrado en Japón. Ahora estoy estudiando empresariales, lo que me permitiría acceder a puestos de más responsabilidad o tal vez establecerme por cuenta propia. Y sigo practicando el inglés, el japonés, aprendiendo nuevos lenguajes de programación, leyendo libros que me instruyan, etc.

Acciones ordinarias no producen resultados extraordinarios.

Haciendo lo mismo que los demás no conseguirás sobresalir. Haz lo que sea para desmarcarte de las masas.

Sé ingenioso, piensa cómo resolver los problemas de la gente a tu alrededor, de tus compañeros de trabajo, de tus jefes, del mundo entero, etc. Por cierto, no me refiero a ingeniártelas para escurrir el bulto y no dar golpe en el trabajo, eso no cuenta. Tienes que aportar valor con tus acciones.

Toma atajos – en el buen sentido, siempre con integridad y honestidad. Me refiero a aprovechar las oportunidades que surjan, no cortarse y contactar con la gente que te pueda propulsar en tus propósitos, investigar maneras alternativas de hacer las cosas… mantente abierto a todas las posibilidades, ya que las oportunidades en la vida suelen ser escurridizas.

Toma como referencia a gente que ha conseguido lo que estás buscando. No reinventes la rueda y aprende de la gente de éxito. Por otro lado, es frecuente consultar a familiares y amigos, pero si ellos no han logrado aquello que buscas, no esperes que sus consejos sean los más acertados.

Pon a raya tus pensamientos

Nuestros pensamientos guían a nuestras acciones, así que asegúrate de que tus pensamientos estén alineados con tus objetivos. Si tienes con frecuencia pensamientos negativos, pospones continuamente tus decisiones, o directamente te asalta el miedo a pasar a la acción no estás en las mejores condiciones para emprender tu propósito.

En tal caso, tu primer paso debe ser incorporar una mentalidad “ganadora”, confiar plenamente en tus posibilidades y en que sobrepasarás todos los obstáculos que se pongan en tu camino.

Iré ahondando más en este tema en próximos artículos, de momento os dejo tiempo para que os vayáis “mentalizando” 😉

Material adicional

Me gusta especialmente esta charla de Richard St. John, breve y concisa. Puedes activar los subtítulos para no perderte detalle:

Y para acabar no te pierdas la continuación, que contiene lo último que me quedaba por contar: